29 de septiembre de 2011

La Verdad disparada

Robert Louis Stevenson sobre Walt Whitman ...


Llega el turno a Hojas de hierba, de Whitman, un libro que me fue de especial utilidad, ya que dio la vuelta a mi visión del mundo, disipó mil telarañas de espejismos éticos y burgueses y, después de demoler mi tabernáculo de falsedades, me asentó sobre una sólida estructura de virtudes esenciales y viriles. No obstante, una vez más, es un libro solo indicado para aquellos que poseen talento para la lectura. Seré franco; creo que esto sucede con todo buen libro, salvo, quizá, con las ficciones. El hombre común vive de una manera tan convencional que la verdad disparada en cargas de pólvora contribuye más a desmantelar su credo que a fortalecerlo. O bien clama al cielo por la blasfemia y la inmoralidad reinantes, y se acurruca junto a ese pequeño ídolo de medias verdades y convencionalismos que constituyen la divinidad de nuestro tiempo, o bien, seducido por lo nuevo, olvida lo antiguo y se convierte él mismo en un hombre verdaderamente indecente y blasfemo. Una verdad nueva solo es útil como complemento de la antigua; una verdad tosca solo sirve para vigorizar, nunca para destruir nuestros, a menudo, elegantes y cívios convencionalismos. Aquel que no sepa juzgar, limítese a la lectura de ficciones y periódicos. Le harán poco daño, y al menos, de aquellas sacará algun provecho.

8 de junio de 2011

Por el desprecio ...

De las soledades hay que hacer una experiencia. Tener nuevos oídos para una nueva música: nuevos ojos para las cosas más lejanas; nueva conciencia para verdades hasta ahora mudas, y la voluntad de la economía en grande estilo; conservar las propias fuerzas y el propio entusiasmo... hay que respetarse a si mismo, amarse a sí mismo; absoluta libertad para consigo mismo... Ahora bien; sólo los forjados así son mis lectores, mis lectores predestinados; ¿qué me importan los demás? Los demás son simplemente la humanidad. Se debe ser superior a la humanidad por la fuerza, 

por el temple, por el desprecio...

FRIEDRICH NIETZCHE
 Inversión de todos los valores. Fragmento de prólogo a El Anticristo.

21 de mayo de 2011

AULLIDO

I saw the best minds of my generation destroyed by
madness, starving hysterical naked,
dragging themselves through the negro streets at dawn
looking for an angry fix,
(...)

 Allen Ginsberg 

He visto los mejores cerebros de mi generación destruidos por la
locura, famélicos, histéricos, desnudos,
arrastrándose de madrugada por las calles de los negros en busca de
un colérico picotazo, (...)

26 de marzo de 2011

Solo tú seras tú ...

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».


Pedro Salinas

26 de enero de 2011

No hay razón para que sea menos verdadera que todo lo que piensan los filósofos y todo lo que nos enseñan las religiones.

En un medio día de fin de primavera
tuve un sueño como una fotografía.
Vi a Jesucristo descender a la tierra.

Vino por la ladera de un monte
hecho niño de nuevo
a correr y a revolcarse por la hierba
y a arrancar flores para tirarlas luego
y a reírse de modo que lo escuchen desde lejos.

Había huido del cielo.
Era demasiado nuestro para fingirse
la segunda persona de la Trinidad.
En el cielo era todo falso, todo en desacuerdo
con las flores y los árboles y las piedras.
En el cielo tenía que que estar siempre serio
y de vez en cuando volverse otra vez hombre
y subir a la cruz, y estar siempre muriendo
con una corona completamente rodeada de espinas
y los pies atravesados por un clavo con cabeza,
y hasta con un trapo alrededor de la cintura
como los negros de las ilustraciones.
Ni siquiera le dejaban tener padre y madre
como los otros niños.
Su padre era dos personas:
un viejo llamado José, que era carpintero.
y que no era su padre;
y el otro padre era una paloma estúpida,
la única paloma fea del mundo
porque no era del mundo ni era paloma.
Y su madre no había amado antes de tenerlo.
No era mujer: era una maleta
en la que había venido del cielo.
Y querían que él, nacido sólo de madre
y sin un padre al que amar con respeto,
predicase la bondad y la justicia.

6 de enero de 2011

¿Cómo llegar a ti?



A ti sólo se llega
por ti. Te espero.

Yo sí que sé dónde estoy,
mi ciudad, la calle, el nombre
por el que todos me llaman.
Pero no sé dónde estuve
contigo.
Allí me llevaste tú.

¿Como
iba a aprender el camino
si yo no miraba a nada
más que a ti,
si el camino era tu andar,
y el final
fue cuando tú te paraste?
¿Que más podía haber ya
que tú ofrecida, mirándome?

Pero ahora,
¡qué desterrado, qué ausente
es estar donde uno está!
Espero, pasan los trenes,
los azares, las miradas.
Me llevarían adonde
nunca he estado. Pero yo
no quiero los cielos nuevos.
Yo quiero estar donde estuve.
Contigo, volver.
¡Qué novedad tan immensa
eso, volver otra vez,
repetir lo nunca igual
de aquel asombro infinito!

Y mientras no vengas tú
yo me quedaré en la orilla
de los vuelos, de los sueños,
de las estelas, inmovíl.
Porque sé que adonde estuve
ni alas, ni ruedas, ni velas
llevan.
Todas van extraviadas.
Porque sé que adonde estuve
sólo
se va contigo, por ti.


Pedro Salinas