5 de diciembre de 2010

Escribir como un cobarde


vivir por vivir nomás
como canta el pájaro sin saber que canta
como juega el niño sin saber que juega

Eduardo Galeano

existe un instante preciso
en el que siento que debo escribir
y escribo
escribo sin freno y con talento
escribo por inercia y con la mente lúcida
escribo porque no podría hacer otra cosa más que escribir
siento que escribo porque existo
que existo porque escribo
que escribo porque vivo

y entonces haces tu primera incursión en mi cabeza
en ese momento de placidez sin pretensión te metes a la fuerza
surges de lo más bueno que hay en mí para cohibirme
cuando lo estoy dando todo por nada aprovechas mi debilidad
y lanzas un dardo cargado de verdad
¡mentiras!
no es el primero, ya te conozco
ni el más potente, vendrán otros peores
pero causa el efecto esperado por mi
comienza el temor, los temblores
el sudor
me cuestiono todo por ti
y dejo incluso de creerme si tú no me crees
¡Quien viviera por vivir! como canta el pájaro sin saber que canta
te presentas altivo y directo porque sabes que te temo y que te necesito
¡te maldigo!
¡escribo porque vivo y no puede haber nada más bello!
¡escribo como respiro, porque respiro!
¡al carajo todo lo demás!
¡vete y déjame escribir porque vivo!
¡vete!
¡no pararé a pesar de lo que digas!
¡pero espera! ¡espera!
Aún necesito oír
tu juicio

Luis María


3 comentarios:

  1. Luis Sin Tierra (como Juan Sin Miedo), qué alegría verte bloguero! El subtítulo whitmaniano bien se merece ya un aplauso. Y el resto, sí señor. Te sigo.

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  2. Ay, coño, que me emociono: la posibilidad de justificar a Whitman, qué grande.

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  3. Es increible que confiara tanto en nosotros, su canto no está completo sin la aportación que a nosotros nos encomienda ... yo me emociono al leerlo... ¡debemos justificarle!.

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